Todavía nos cuesta creer lo que está pasando, pero es real, aunque parezca que estamos viviendo dentro de una película. Pero, a pesar de la situación, tenemos que intentar encontrar un lado positivo, por nosotros y por nuestros hijos.
No hace demasiados días que se estableció el estado de alarma (aunque parece que haya pasado una eternidad). Y todo apunta a que todavía vamos a tener que quedarnos en casa un tiempo más. Nos ha cambiado la vida y tenemos que adaptarnos a estas nuevas circunstancias.
Nosotras, como educadoras, somos dos enamoradas de los cuentos. Son un gran aliado, no sólo para pasar el tiempo. Son también un recurso de aprendizaje. Hay un cuento con el que nos sentimos especialmente identificadas estos días: “La pequeña oruga glotona”. No es nuevo, pero este relato está hoy más vigente que nunca. ¡Y a nuestros hijos les encanta! De hecho, hemos preparado este vídeo-cuento para que lo veáis con vuestros hijos e hijas:
A nosotras nos gusta tanto, que cuando comenzamos a construir Ukitu Juguetes nos hicimos con el puzzle que narra la historia capa a capa y con una casita de cerraduras que nos recuerda mucho a esta historia.
Puzzle de la pequeña oruga glotona. Puedes verlo con más detalle pinchando aquí.
Casita de cerraduras: Puedes verlo con más detalle pinchando aquí
¿Y por qué es tan adecuado este cuento ahora? Porque refleja muy bien cómo nos sentimos estos días sin poder salir de nuestro hogar y nos ayuda a que los peques expresen sus sentimientos y expongan cómo están llevando ellos la cuarentena.
La semana pasada (primera de aislamiento), Silvia, como otras tantas veces, les contaba a sus hijos el cuento de la pequeña oruga glotona, simplemente para que se durmieran. Pero al día siguiente, reflexionando con María sobre la historia, se dieron cuenta de que existían muchas similitudes entre el cuento y la realidad.
La oruga era feliz y libre: paseaba al sol, se alimentaba a base de frutas… Pero llegaba el sábado, y se atiborraba de comida dulce y llena de azúcar. Así, la pequeña oruga dejó de ser tan pequeña. Entonces, el animal construyó a su alrededor una crisálida en la que se encerró durante dos semanas. Un día, hizo un agujero en su ‘refugio’, empujó hacia fuera, y se convirtió en una preciosa mariposa.
Y sí. Estos días todos estamos dejando de ser tan pequeños, porque no paramos de hacer bizcochos, masa de pizza, etc., para mantenernos todos ocupados. Y, a veces, como la oruga, sentimos que nos pasamos el día comiendo. Pero todo esto pasará. Tarde o temprano saldremos de la crisálida que son nuestras casas. Saldremos reforzados, con ganas inmensas de abrazar a todas las personas que hemos tenido que querer estos días en la distancia. Y cuando esto acabe y hayamos vencido al coronavirus, nos daremos cuenta de que habremos crecido, de lo solidarios que hemos sido. Y de que, como la oruga, ya no seremos los mismos, pero seremos mucho más bonitos.
Convirtamos estos días en una oportunidad para hacer volar nuestra imaginación, reforzar nuestra paciencia y aprender a vivir más despacio.
Antes de despedirnos, queríamos compartir este vídeo de Musas y fusas que relata de una forma realmente dulce este precioso cuento de forma melódica y que a nuestros pequeños le fascina, y si tenéis la oportunidad de verlos en directo, os quedaréis enamorados.
Un abrazo y mucha fuerza,
Silvia y María